Cuadro Reflejos del bosque

La obra muestra un paisaje natural sereno: un río que fluye suavemente entre piedras redondeadas, reflejando los tonos dorados del sol que atraviesa los árboles. A la izquierda predominan verdes oscuros y sombras profundas, transmitiendo frescura y misterio, mientras que a la derecha los tonos amarillos y dorados sugieren la calidez de la luz, quizás al amanecer o al atardecer. Los árboles, desnudos en parte pero aún con brotes verdes, se alzan verticales y ligeros, generando una atmósfera de calma y contemplación. El juego de reflejos en el agua añade dinamismo, contrastando con la quietud de los troncos.